lunes, 6 de julio de 2009

A controlar la debacle

Estrictamente personal RAYMUNDO RIVA PALACIO
Sabía, como todos, que el referéndum sobre el Gobierno iba a ser negativo y que al final, la estrategia del líder nacional del PAN de hacer de esta elección un voto en contra del régimen priista —que definió el enfoque de las campañas negativas contra los ex presidentes del PRI-— no iba a resultar. Todas las casas encuestadoras se alinearon en el último mes a favor del PRI en las elecciones federales, lo que también envió un mensaje importante: la electorización del tema de la seguridad le dio legitimidad al Presidente Felipe Calderón, pero no votos. Aunque no sabía de qué tamaño iba a ser la derrota del PAN, el Presidente comenzó a operar su control de daños.
Calderón dejó bastante claro esta semana que no quería conflictos postelectorales que le entorpecieran la negociación con los partidos de oposición durante los próximos 18 meses, que para efectos prácticos, son los únicos que le quedan para hacer cosas en su Gobierno. Calderón actuó de dos maneras. La primera fue pedirle al secretario de Gobernación que tendiera todos los puentes y abriera los canales de comunicación con los líderes de los partidos para untar bálsamo en las heridas por la agresiva campaña del PAN, particularmente en contra del PRI, y la segunda fue hablar personalmente con algunos panistas de relevancia nacional para pedirles que si perdían contiendas electorales no iniciaran un pleito en tribunales y aceptaran que la alternancia es parte del juego que se vive.
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