Reformas a la reforma: no esperemos mucho
El Senado realizará foros para discutir la última reforma electoral con el fin de enmendarla. En principio parece una buena señal de sensibilidad política de los legisladores: aceptar que se equivocaron, aunque les cueste un trabajo endemoniado admitirlo. Pero no nos hagamos muchas ilusiones sobre las reformas que vienen. Tomemos en cuenta que otra vez serán los partidos los que negociarán, ante todo y sobre todo, sus intereses.
Ya conocemos la historia. La nueva reforma comenzará con un foro que se va a presentar como un gran ejercicio democrático. El Senado abrirá sus puertas a distintas voces. Los legisladores van a presumir de apertura a expresiones críticas de la última reforma electoral. Pero el resultado final de las nuevas enmiendas se va a hacer en negociaciones en privado donde cada partido defenderá a muerte sus intereses.
Los políticos saben que el poder comienza a ganarse con las reglas del juego que se establecen. Felipe Calderón, por ejemplo, se apuntó un triunfo importantísimo cuando convenció a Santiago Creel de que se establecieran reglas que le beneficiaban en la elección interna del PAN para elegir a su candidato presidencial. A la postre, y gracias en buena medida al reglamento de la competencia, el hoy Presidente le ganó a un despistado Creel la candidatura panista en 2005.
El resultado de las nuevas reformas electorales dependerá de manera crítica de los dos partidos mayoritarios en el Congreso: el PRI y el PAN. Cada uno tratará de imponer reglas que le beneficien rumbo a la elección de 2012.
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