domingo, 7 de junio de 2009

Desenfreno.

Miguel Bazdresch Parada.
Dicen los expertos del clima que el “cambio climático” o calentamiento global se manifiesta no tanto con fenómenos nuevos cuanto en mayor frecuencia e intensidad de los mismos fenómenos conocidos. Por ejemplo, frentes fríos más numerosos y más fríos, las “olas” de calor más frecuentes y más calientes, las tormentas más turbulentas y la sequía más intensa y con mayor duración.

Parece, por los datos del primer mes de campaña política, que estamos ante un “cambio climático” en política. Los mismos fenómenos de campañas anteriores, ahora más agresivos y más frecuentes hacen tambalear la hipótesis central de la renovación de los poderes. Han quedado descubiertas dos características del sistema actual que lo hacen deficiente. Los partidos políticos no tienen una verdadera contienda interna, de frente a los ciudadanos, para designar sus candidatos. Y los partidos no tienen hoy ningún incentivo para buscar y proponer como sus abanderados a ciudadanos, no militantes, capaces y populares, sean para el municipio, el estado o la nación. En breve, los partidos no tienen ningún pudor en “cerrarse” sobre sí mismos e ignorar la dinámica ciudadana, cuya actividad, por más que pueda valorarse como tenue, existe, crece y golpea.

Dos hechos invitan a reflexionar para comprobar o no la hipótesis anterior. Crece en los medios el discurso desde los personeros de la política mediante el cual se afirma que las ofertas de candidatos y propuestas, si son deficientes, es “culpa” de la falta de participación ciudadana. Ahora resulta, según esto, que los marginados de la política y de los partidos por la cerrazón en la cual viven, son los culpables de la deficiente política mexicana. Es decir, los ciudadanos víctimas del mal gobierno somos los culpables por no protestar suficiente. Vaya. Y dos, crece el tono agresivo de la descalificación, por parte de los políticos, de la propuesta ciudadana por anular el voto. El hecho interesante es el susto, temor y miedo nervioso con el cual se denota la descalificación. Quien tiene miedo no tiene argumentos. O sea ¿ves?

Bonitos los chistes: Soy malo malísimo porque nadie me frena. Y quiero a todos en mi fiesta pero... “calladitos se ven más bonitos”. Los adelantos en nuestra democracia no son parejos con la política y la ciudadanía. Los políticos, son impunes. Y los ciudadanos críticos y propositivos decididos a mejorar el país desde la sociedad civil organizada se encuentran con descalificación, persecución y aun criminalización, ¿de parte de quién? De la clase política. Están desenfrenados.

mbazdresch@milenio.com

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